Foro de Convergencia llama a retomar el desarrollo de la economía

Imagen Ilustrativa.

El restablecimiento y fortalecimiento de la paz, la convivencia y el diálogo franco y genuino entre los nicaragüenses nos ayudará a evitar la confrontación que sólo destruye. La gran familia nicaragüense anhela el progreso en todos los frentes, el económico, el social y el político. Evitemos destruir el bienestar de la nación, que ya ha sufrido un fuerte deterioro en los últimos tres años.

Nosotros, EL FORO, como nicaragüenses pensamos que no podemos continuar observando pasivamente una tendencia depresiva de la economía nicaragüense en espera de un resultado electoral, como si la destrucción de empleos y de la producción fuese una estrategia sólida para alcanzar el poder político del país. Tampoco estamos de acuerdo con las declaraciones apresuradas, no meditadas, de la Asociación de Bancos Privados de Nicaragua (ASOBAN), que reactivaron las incertidumbres nacionales e internacionales.

Los volúmenes de producción de tres actividades económicas se han desplomado, producto de la crisis política y de la pandemia mundial durante el trienio 2018-2020: la Construcción, con una caída de 73%; la Intermediación Financiera, con una reducción de 32%; y Comercio, Hoteles y Restaurantes, con una disminución de 31%. Por otro lado, se han destruido casi 200 mil puestos de trabajo en el sector formal de la economía.

Con respecto a los resultados financieros de 2017, los bancos vieron reducidas sus utilidades netas por el aumento de sus provisiones para enfrentar las pérdidas crediticias, la solidez de las entidades bancarias se fortaleció, el índice de morosidad es 8 veces mayor, la cartera de crédito se redujo notablemente, las tasas de interés de los préstamos se elevaron, las tasas de interés para los depósitos disminuyeron, la productividad bancaria cayó y su liquidez es excesiva. Una banca en esa situación no es viable.

Una realidad incuestionable son los riesgos crecientes de Nicaragua que minimizan la gestión financiera en el país, pero también sobresale el descontento de los productores, inversionistas y consumidores, que no pueden producir para sobrevivir al no tener acceso al crédito y a la tecnología de la comunicación, que ahora es muy popular por efectos del COVID-19, y por las elevadas tasas de los préstamos. Sin embargo, la disminución de la tasa de interés activa es una tarea de todos.

Unida la gran familia nicaragüense, tenemos la obligación nacional de disminuir el riesgo político para normalizar el ambiente nacional, promover el quehacer productivo, mejorar el bienestar de las familias, reducir las inequidades, ahora más visibles por la pandemia de COVID-19 en la distribución del ingreso, el acceso a la tecnología de la comunicación, el creciente nivel del mercado informal de la economía, la precariedad laboral y la desigualdad del género. Y también tenemos el reto de sostener los niveles bajos de los riesgos económicos y financieros, que se reflejan en el mantenimiento de la estabilidad del tipo de cambio y del índice de precios al consumidor, o sea, velar por el mantenimiento de una baja tasa de devaluación del córdoba y de una baja tasa de inflación de los precios al consumidor nacional.

Facilitar el crecimiento de la producción, la inversión y el consumo, la creación de empleo y la generación de ingresos de la población requiere el restablecimiento del desempeño de las entidades bancarias. Unidos podemos disminuir el riesgo-país de Nicaragua, principalmente el riesgo político que es muy alto; aunque los riesgos económicos y financieros son bajos, podemos disminuir el riesgo de convertibilidad porque persiste la estabilidad macroeconómica del país, aún en tiempos de crisis por factores extraeconómicos, como son el problema político local y el problema sanitario mundial. La solución de estos dos problemas facilitará la reducción del riesgo crediticio; y podemos racionalizar los gastos administrativos y operativos de las entidades bancarias con el propósito de reducir el spread bancario, lo cual incluye la modernización de la regulación financiera de Nicaragua.